La perspectiva del escritor: De la literatura erótica, el erotismo y en qué se diferencia de la pornografía
Ha pasado un tiempo, ¿no es así, querido escritor? Pero aquí estamos de nuevo. Esta vez con un tema que es sin duda un peso pesado: el erotismo y la pornografía en la literatura; junto al malentendido colosal de quien la lee y la escribe en la modernidad.
En primer lugar, cabe cuestionarse, ¿cómo es que estos dos términos, tan distintos, llegan a confundirse? En realidad, es más sencillo de lo que se cree, pues el error está presente desde el primer contacto en la librería (o en la biblioteca), donde la novela rosa pornográfica es confundida con la novela erótica y títulos como… Los amantes de Nishino, que maneja un alto grado de erotismo, es clasificada como contemporánea; mientras Cincuenta sombras de Grey, en erótica. Por supuesto, este error de interpretación es heredado a los lectores que adquieren estos libros, causando que, de un modo u otro, estos no lleguen siquiera a tener idea de lo que es. A continuación, explicaré lo que es la pornografía y el erotismo, sus diferencias y daré un valioso tip para escribir un relato erótico.
La pornografía, según la RAE: “es la presentación abierta y cruda del sexo que busca producir excitación”. En los textos que se rigen por esta clasificación, podemos encontrar descripciones bastante explícitas, acompañadas por un contexto diseñado únicamente para llevar a la lectura del acto en sí; es bastante frecuente en los autores de este tipo de historias, escribir tramas alrededor de las fantasías que pueda tener por sí mismo, o que quiera brindar a sus lectores. De este tipo de literatura podemos destacar obras como: La asombrosa bibliotecaria de Little Rock, escrita por Olivia Arde; y la ya mencionada Cincuenta sombras de Grey, de E.L James.
El erotismo, por su parte, lleva el hecho de la relación sexual a un plano subjetivo y sumamente psicológico; esto quiere decir que no está presente únicamente en el acto, sino en detalles y en rasgos delicados que incluso magnifican las sensaciones físicas, cuando tienen lugar. Es propio de la novela erótica, que aunque esté presente, el sexo no sea el foco principal, sino una de las partes importantes del contenido, pues su hermosura radica en el equilibro del contexto con la conciencia humana que interviene en la interpretación del acto sexual. Es importante que el escritor cuide la forma en la que explora el estado de conciencia del lector, la estética y el deseo en relación al sexo, que ya no es solo eso. De este tipo de literatura podemos destacar: Llámame por tu nombre de André Aciman y Kioto de Yasunari Kawabata.
A modo de Tip: recomiendo que a la hora de sentarse a escribir erotismo, se piense en escribir el texto de tal manera que se produzca una sensación de eteriedad. Jamás de los jamases debe olvidarse que la magia del acto está en el contexto.
Por último, quisiera invitar a nuestros lectores y escritores que tienen una historia de este género o que quieran escribirla, para que la envíen a convocatorias@volareditorial.com, pues hemos extendido el plazo de la reciente convocatoria de relatos eróticos (de 1 a 15 páginas). Además, me gustaría recordarles que si quieren conocer más tips de lectura, escritura y otros datos, me sigan en @chicaliterata en instagram.