El espacio y la voluntad de leer

Encontrar el tiempo dentro de la obligación y convertirlo en el tiempo de la voluntad.
Hay una forma habitual que hemos aprendido con el tiempo para comenzar a leer: es la lectura antes de dormir; las historias de fantasía o de misterio pueden ser suficientes para hacernos pensar sobre qué sucederá en la historia. Normalmente, hemos visto que esta rutina se realiza con los niños, que de alguna forma le da otra cara a la lectura, pues en vez de ser algo por obligación, se convierte en una actividad emocionante antes de dormir.
Definitivamente, es una gran estrategia que no solo se debería limitar a los más pequeños, sino que también puede ser el espacio y lugar adecuado para los adultos ocupados. Si bien, las obligaciones por sí solas consumen el tiempo de manera desmesurada, no quiere decir que no exista un espacio, sino que depende de la prioridad que le damos a cada uno de esos momentos; entonces, en ese orden de ideas, el tiempo para leer ese libro que tanto hemos querido, puede existir en el espacio de la voluntad.
Volver al inicio para seguir avanzando es una gran idea, y es por eso que la idea de volver a leer en las noches puede ser una gran oportunidad. No quiere decir que necesariamente todos debamos volver a leer en la noche, pero recordar esa emoción nos puede devolver el entusiasmo por las historias que han quedado a mitad del camino. Porque sí, todos sabemos que tenemos un libro a medio leer que nos suele acusar, con sus páginas sin terminar, de no ser constantes.
Y de esa forma volver a lo habitual o quizá a lo nuevo; generar esa emoción por leer, para volver a esa cara donde la lectura nos da un espacio para nosotros mismos y, a la vez, el tiempo que muchos han estado buscando dentro de la infinidad de obligaciones que tienen a diario; un espacio donde ya no existirán libros a mitad del camino, sino historias completas.